Instalaciones de climatización
Las instalaciones de climatización se caracterizan por filtrar el aire para mejorar su calidad en cualquier espacio. Su funcionamiento no debe confundirse con el del aire acondicionado. En este caso, el climatizador no se limita a subir o bajar la temperatura del aire que entra en un espacio, también lo limpia de impurezas.
Así, su presencia es cada vez más solicitada en espacios de trabajo y en otros más concretos como los centros de datos, laboratorios o salas técnicas, donde sea imprescindible mantener unas características concretas de temperatura y calidad del aire. Sendos objetivos se consiguen gracias a los elementos que componen la instalación.
¿Cuáles son los sistemas que conforman una unidad de climatización?
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Entrada de aire del exterior
Consiste en un orificio en el muro correspondiente al que se conecta el tubo que va a la maquinaria. Se suelen instalar protecciones diversas para evitar que roedores o insectos alteren la instalación.
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Ventiladores
Cuando el aire se ha filtrado ha de moverse hacia la zona interior. Los ventiladores ayudan a conseguir este objetivo de manera más fiable.
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Compuertas
Se instalan para regular el caudal de aire que recibe el sistema. Así es posible lograr un flujo más estable y ajustarse a las condiciones climatológicas.
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Filtros
El aire pasa a través de ellos y es aquí donde se quedan las partículas de suciedad y las sustancias contaminantes en suspensión.
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Recuperador de calor
Se encarga de calentar o de enfriar el aire que entra en el sistema. Su objetivo es reducir el consumo de energía eléctrica.
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Baterías
Tienen como objetivo cambiar la temperatura del aire como prefieras. Además, aportan la energía necesaria a la instalación.
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Humectadores
Aportan el grado de humedad relativo más adecuado al aire circulante. Así se mejora el bienestar en el espacio correspondiente.
¿Cuáles son los tipos de climatización según su uso?
La gama de opciones es bastante amplia, lo que facilita tu elección. Al buscar un sistema de climatización es posible encontrar:
- Sistemas aire-aire o de expansión directa. Se instalan en falsos techos en establecimientos públicos. Pueden funcionar con un sistema de compresión o de ventana. Cuentan con un fluido refrigerante que absorbe el calor del aire de la estancia y lo expulsa al exterior, recogiendo a su vez el frío del aire exterior necesario para llevarlo al interior.
- Sistemas aire-agua. El agua se mezcla con el agua para regular la temperatura más fácilmente. También es posible elegir el caudal de fluido. Extraen la energía calorífica del aire mediante un fluido refrigerante para cederla a un circuito de agua haciendo que el agua se enfríe o se caliente. Este agua llega a los emisores (radiadores o suelo radiante) donde ceden el calor o frío al aire de la estancia para que se climatice.
- Sistemas agua-agua o hidrónicos. Son específicos para espacios concretos en los que sea necesario un grado de humedad concreto.
- Sistemas de agua-aire. Transmiten el calor por radiación. Son habituales en suelos y techos radiantes así como en radiadores y convectores.
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